¡Un aplauso por el manicomio que deja locos libres!

Este dibujo lo hizo el Colo (Gonzalo Bengochea, un amigo de la Parroquia, que yo siempre digo que es muy parecido a Tomasito, un amigo de la vida, invisible, imaginario) a mediados del año 2006.
Y ¡Un aplauso por el manicomio que deja locos libres! es la frase que más me gustó del ensayo que mi amigo, el Colo, escribió sobre mi locura una vez.

Es una caricatura con un elevadísimo nivel de abstracción y con un bajísimo grado de iconicidad, pero que me gusta muchísimo porque además en el retrato tengo puesta la remera del Chapulín (o de Super Chicho) que tanto me gusta y mi inseparable rosario mariano. Seguramente Chespirito estaría orgulloso de mí al verme así tan completo, tan redondo, tan rojo, con un corazón tan amarillo, con un rosario tan guadalupeano, con una nariz tan... estéticamente repulsiva.
Y aquí, otra divertidísima caricatura. El artista autor de esta imagen es Jorge Solís, un dibujante ruludo catamarqueño radicado en Córdoba. Aquí hay un detalle importantísimo: no podría mostrar tan abiertamente esta imagen ya que se me ha graficado con un buzo que nunca supe de quién es, a quién le perteneció antes que a mí. Lo cierto es que ese buzo rojo me pertenece ahora, luego de que apareció misteriosamente en mi casa. Y las máscaras del teatro (detalle que no podemos dejar de comentar) dan cuenta de mi lado más artístico y pasional. Pero nuevamente aquí mi nariz es... un objeto de pura repugnancia.

¿Hasta cuándo seguiré sufriendo el complejo del mentiroso y lleno de madera Pinocho para convertirme en el elocuente y seductor Cyrano de Bergerac?