10 nov 2009

En Eugenio


En cada parte de su cuerpo elevado hay un cuento.
En su porte vidrioso habita la benignidad de un ángel frágil pero fuerte.
En su calvicie seráfica brilla el sol radiante de 73 primaveras.
En su frente destemplada se esconden balas desarmadas que con los años se vuelven flores.
En sus orejas prodigadas se funda el arte de escuchar desahogos y alivios.

En sus cejas vetustas se detienen los inviernos crueles.
En sus pestañas sensibles se conservan recuerdos de atardeceres del Litoral que lo vio nacer.
En sus ojos enamorados se proyecta un cielo en la tierra.
En su mirada cálida se concentra la sensibilidad de un corazón humilde.
En sus labios ajados desfila la poesía más sencilla.
En su sonrisa afable asoma su experiencia infinita.
En su mentón paternal su espíritu pronuncia un sí constante.
En sus hombros todavía enarbolados se anclan la paciencia y el tiempo.
En sus brazos tenues se albergan montones de grandezas.  
En sus manos endurecidas florecen callos que dan cuenta de una vida llena de generosidad.
En su dedo pulgar emerge un sabio optimismo esperanzador.
En sus extremidades gastadas brotan garras que buscan alcanzar una porción de paz eterna.
En la extensa historia de su vida abunda el Evangelio.
En el compromiso con sus hermanos radica el ejemplo de una vida humanamente santa.
En su terquedad también está el amor.
En sus silencios se esconden secretos de una insatisfacción provocativa, pero llena de enseñanza.
En su vejez aparece su juventud y en su juventud aparecen los sueños de un incansable luchador del Reino.
En sus consejos aparece un maestro, en sus abrazos aparece un amigo y en sus palmadas aparece un padre.
En sus palabras aparece Dios y nos abraza.
Y en ese abrazo divino y familiar nos sentimos como en casa.
Seguramente Francisco abraza todas las noches el corazón de Eugenio.
Y quizás algún poeta en el cielo escribe en letras celestes, entre canas y arrugas, entre anteojos y boinas, entre ponchos y hábitos, entre cuentos y versos, entre alegrías y enojos, sobre un joven viejo que una vez quiso seguir el camino de la Cruz y cargando con su cruz encontró también un cielo.







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2 Comentarios:

Blogger SantiGb dijo...

te buscaste una foto de "joven".

11 de diciembre de 2009, 6:22 p. m.  
Blogger SantiGb dijo...

ah, cagate de risa!!!! los otros dias iba caminando por la calle, y en eso una madre empieza a corregir a su hijo:"no se dice 'guelta'."
"y cómo se dice?" pregunta el hijo.
y la madre responde:"Buelta, porque va con b larga."
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11 de diciembre de 2009, 6:24 p. m.  

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