20 oct 2009

¡Un aplauso por el manicomio que deja locos libres!


Este dibujo lo hizo el Colo (Gonzalo Bengochea, un amigo de la Parroquia, que yo siempre digo que es muy parecido a Tomasito, un amigo de la vida, invisible, imaginario) a mediados del año 2006.
Y ¡Un aplauso por el manicomio que deja locos libres! es la frase que más me gustó del ensayo que mi amigo, el Colo, escribió sobre mi locura una vez.
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El ángel miedoso

-Este cuentito lo escribí a los 14 años y hace poco lo encontré y me dieron ganas de publicarlo-

Mi historia comienza con el maravilloso descuido de mis padres en su primera noche de intimidad y amor, y se solventa entre cuatro paredes, cuando un señor de indumentaria monocromática anuncia lo sospechado. Me invita a venir, pero no pasa mucho tiempo para que ofrezca sus otros servicios: los que terminarían conmigo, los que dificultarían mi historia. Por suerte mis padres se resisten, se irritan y ese señor termina contando sus días detrás de decenas de barrotes.Siga leyendo...

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No importa si se cae, se vuelve a levantar

Esta frase no fue extraída de ningún libro de autoayuda, ni mucho menos de alguna corriente filosófica. Fuera de contexto aparenta ser una simple oración de masivo consuelo; pero, en aquel lugar donde se la pronuncia, las palabras contienen la esperanza de un alma rica y el optimismo de un bolsillo pobre. No se utiliza una terminología técnica, pero es el lenguaje del corazón el que seduce a cuantos se detienen ante aquella luz roja; y es el arte del “laburo callejero” el que pinta una escena que se repite una y otra vez cuando se enciende el foco colorado del semáforo que se erige en la intersección entre La Cañada y la calle San Luis. Allí, un grupo de malabaristas adornan el paisaje urbano y sus regulares destrezas convierten una senda peatonal en un escenario donde se posa la vida en todos sus matices.
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Un ensayo que escribí el último año del cole

-El siguiente es un ensayo que escribí para unas olimpíadas de letras hace 5 años aproximadamente-

Siglo XXI: ¿todavía un cambalache?

“¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón! (...)
(...) Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia contra un calefón...”

Cambalache, Enrique Santos Discépolo,
Bs. As. CEAL, 1981



Es cierto que algunas comparaciones son odiosas, pero más odioso es pensar que en el presente siglo sigan repitiéndose todos los hechos mencionados en aquellos insignes versos donde Santos Discépolo expresó su visión respecto de la sociedad del siglo pasado, y vaticinó que el problema ético que se presenta en las estrofas de esta reconocida canción se prolongaría hasta el siglo XXI, cuando decía “que el mundo fue y será una porquería ya lo sé... (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!)”.
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El sopor revelador: cómo salvar a dos amigos de la gordura eterna

Un día me hice amigo de dos locos que tomaban leche de una loba. Entre los tres, hicimos grandes cosas: construimos un arca gigante, fundamos Roma y Shangai, liberamos a los esclavos de Egipto, le antepusimos el 4 a los teléfonos de todos nuestros amigos, volteamos una pared gigante en Berlín, nos escondimos en un inmenso caballo de madera, conocimos un horno gigante de origen alemán en una visita guiada llena de turistas impuros, y muchas historias más. Pero un día descubrí que vivían en una casa hecha de mazapán y chocolate... y, aunque yo no soy de los que juzgan por la vivienda de uno, pude advertir su problema de glotonería y somatización por vía oral de profundas depresiones. Entonces, me decidí a ayudarlos.
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Al Joaco

¿Querías que te diga cosas feas, Joaco? Buenísimo, ahí van en lista. Preparate.

Sos tan despreciable que siempre lográs que te reciclemos para convertirte en algo más utilizable:
-Con tu gonorrea le hacemos vitel toné a los niños hambientos de Villa La Maternidad.
-Con tu cera del oído fabricamos velas y cirios para que muchos sacerdotes y religiosos se masturben.
-Con tus pelusas del ombligo hacemos colchones para las habitaciones más baratas y pedorras de los telos de cerca de la terminal.
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Vos... recreíno

Vos...
que algún sábado de tu vida estuviste hasta las 6 de la mañana sentado en el triangulito de la plaza (o en el circulito, o en algún cuadrado o quién sabe sobre cuántas formas geométricas te has sentado)...
Vos...
que alguna vez entraste a Trans Blue Disco y bailaste sudorosamente hasta que te corrieron de día...
Vos...
que alguna noche orinaste en la Biblioteca que lleva el nombre de quién sabe qué hombre contemporáneo a nuestra generación de tatarabuelos...
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Por aquí, por favor, sean bienvenidos...

Antes de comenzar el recorrido por este modernísimo espacio turístico, es importante aclarar que la casa no se responsabiliza de los daños morales, éticos y sentimentales que el siguiente espacio pueda generarles.Siga leyendo...

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